La bóveda y el hueco en la Basílica de Aranzazu
Authors
Lizasoain Urcola, José JoaquínPublisher
Fundación Alejandro de la Sota
Date
2015-05-01Bibliographic citation
Lizasoain Urcola, Joaquín (2015) “La bóveda y el hueco en la Basílica de Aranzazu”. En: Couceiro Núñez, Teresa (coord.) Actas del II Congreso Nacional Pioneros de la Arquitectura Moderna Española: aprender de una obra. Madrid, 8-9 de mayo de 2015. Madrid: Fundación Alejandro de la Sota. pp. 388-396. ISBN 978-84-606-7879-3
Keywords
Aranzazu
Arquitectura
Escultura
Transversalidad
Espacio
Energía
Document type
info:eu-repo/semantics/bookPart
Version
info:eu-repo/semantics/publishedVersion
Rights
Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 International (CC BY-NC-ND 4.0)
Access rights
info:eu-repo/semantics/openAccess
Abstract
La obra de la Basílica de Aranzazu cuenta con destacados estudios y comentarios dentro de la historia de la arquitectura moderna española, reconociéndose en ella numerosos valores y circunstancias: su papel dentro de la renovación de la arquitectura religiosa española, la importante participación de un amplio grupo de artistas bajo el amparo de la arquitectura de Francisco Javier Sáenz de Oiza y Luis Laorga, o la polémica acontecida en torno a la estatuaria de Jorge Oteiza con las autoridades eclesiásticas, han servido para identificar la importancia de esta obra dentro de la arquitectura de los años 50 y situarla en el contexto de aquellos años. Este trabajo, sin embargo, tratará de profundizar en la evolución del propio proyecto arquitectónico, y especialmente en sus posibles relaciones con la investigación escultórica desarrollada en paralelo por Jorge Oteiza, para acabar analizando su herencia en el marco de la arquitectura contemporánea, tanto en lo que son los procesos proyectuales interdisciplinares en el arte como en su reflejo en determinados ejemplos recientes.
En 1950 Sáenz de Oiza y Laorga ganan el concurso convocado por la congregación franciscana para la reconstrucción del templo consagrado a la Virgen de Aranzazu. Un año más tarde se adjudica el concurso para la estatuaria a Jorge Oteiza. Sus reveladoras teorías sobre la estatua comienzan a difundirse en España al
mismo tiempo que comienzan las obras de la Basílica. Coincidiendo con la incorporación de Oteiza al equipo, el anteproyecto ganador vive un original proceso de transformación. Por un lado, la volumetría exterior de la Basílica mantiene prácticamente la misma envolvente propuesta en concurso, teniendo que integrarse en la
portada el nuevo conjunto escultórico propuesto por Oteiza. Este queda sintetizado en los famosos catorce apóstoles “vaciados” de materia junto con la figura elevada de la Piedad; por otro, la solución para el interior del templo cambia drásticamente. En un giro absoluto, se pasa de plantear un concepto de caja cubica interior a resolver un espacio de solución abovedada fuertemente expresiva, mediante una cascara invertida para la nave central. La estrecha colaboración recién iniciada entre el arquitecto Sáenz de Oiza y el escultor Oteiza resulta fundamental para el resultado final de la Basílica. La integración de diferentes disciplinas artísticas, la importancia de esta interdisciplinaridad desde su transversalidad, con el espacio como cuestión de investigación común para la arquitectura y la escultura, junto
con la capacidad de establecer un nuevo marco de relaciones ambientales y perceptivas cargadas de “energía” a través de esta investigación espacial, marcaron el proceso para levantar de nuevo la Basílica de Aranzazu. Analizar cuánto y de que manera estas propiedades manejadas por los autores de esta obra continúan todavía
operativas en la arquitectura contemporánea será también objeto de este estudio.
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