Mad squirrel keeping it rural: reflecting on twenty years of hip hop environmental awareness and advocacy
Identifiers
Permanent link (URI): http://hdl.handle.net/10017/51741DOI: https://doi.org/10.37536/ecozona.2022.13.1.4571
ISSN: 2171-9594
Publisher
Universidad de Alcalá
Date
2022Bibliographic citation
Ecozon@: European Journal of Literature, Culture and Environment, v. 13, n. 1 (2022), pp. 177-188
Keywords
Hip hop
Environmentalism
Animal stories
Black aesthetics
Social movements
Ecologismo
Historias de animales
Estética negra
Movimientos sociales
Document type
info:eu-repo/semantics/article
Version
info:eu-repo/semantics/publishedVersion
Rights
Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 Internacional
Access rights
info:eu-repo/semantics/openAccess
Abstract
In this autobiographical piece, I reflect on my twenty-year history as an emcee working at the
intersection of hip hop and environmental awareness. Since summer 2000, I have recorded and performed environmentally situated hip hop music under the moniker “Mad Squirrel.” This includes co-founding two groups—the San-Francisco-based Forest Fires Collective and Washington DC’s The Acorns—as well as releasing various solo projects and taking part in a handful of performances. In what follows, I explain the origins of my nature-based performance identity by, first, recounting my experiences growing up as an avid hip hop fan in a rural New England (USA) mountain village and, then, expounding on how Mad Squirrel’s forest narratives marked a return to the Black diasporic tradition of animal stories that align with my West African heritage. I go on to describe how this identity and approach became the springboard for a small circle of Bay Area artists to produce a series of critically heralded releases in the early 2000s. After relocating to the East Coast of the United States, I continued to create nature-based hip hop and, notably, performed at several fundraisers and political rallies organized around the movement to stop Mountain Top Removal coalmining in Southern Appalachia. Underlying these narrative accounts, in this piece, I critique hip hop’s presumed urban-rural divide by highlighting its longstanding presence in rural communities; I compare and contrast the effectiveness of using didactic versus coded environmentalist lyrics/themes; and I draw attention to the underappreciated connections between environmentalism and anti-racism. While acknowledging hip hop’s failure to thoroughly embrace an environmental justice agenda, through this personal case study, I draw attention to some of the groundwork that has been done in alternative hip hop spaces and advocate for fruitful directions through which to move forward. En esta pieza autobiográfica reflexiono sobre mis veinte años de historia como rapero trabajando en el cruce entre el hip hop y la conciencia medioambiental. Desde el verano del 2000, he grabado y
presentado música hip hop con temática medioambiental bajo el alias «Mad Squirrel» («Ardilla Loca»). Esto incluye co-fundar dos bandas—Forest Fires Collective, con sede en San Francisco, y The Acorns de
Washington DC—así como lanzar varios proyectos en solitario y formar parte de un puñado de actuaciones. A continuación, explico los orígenes del sesgo medioambiental de la identidad de mi obra: en primer lugar, relatando mis experiencias como un entusiasta fan del hip hop creciendo en un pueblo de montaña de la Nueva Inglaterra (EEUU) rural, y explicando después cómo las narrativas sobre los bosques de Mad Squirrel marcaron un retorno a la tradición de la diáspora negra de las historias de animales que se alinean con mi herencia del África occidental. Continúo describiendo cómo esta identidad y enfoque se convirtieron en el trampolín de un pequeño círculo de artistas de la región de la bahía de San Francisco para que produjeran una serie de lanzamientos anunciados críticamente a comienzo de los 2000. Después de trasladarme a la Costa Este de los Estados Unidos, seguí creando hip hop centrado en la naturaleza y, de manera notable, actué en varios actos políticos y de recaudación de fondos organizados en torno al movimiento para poner fin a la minería de remoción de cima en los Apalaches del sur. Bajo estas explicaciones narradas, en este trabajo analizo la supuesta división urbano-rural del hip hop recalcando su duradera presencia en las comunidades rurales. Comparo y contrasto la efectividad de usar letras/temas moralizadores frente a usar letras/temas con un mensaje ambientalista cifrado, y centro la atención en las conexiones infravaloradas entre el ecologismo y el anti-racismo. Mientras reconozco el fracaso del hip hop a la hora de abrazar la justicia medioambiental, a través de este caso práctico personal, llamo la atención hacia parte del trabajo preliminar que se ha realizado en espacios alternativos de hip hop y propongo unas direcciones fructíferas a través de las que ir hacia delante.
Files in this item
Files | Size | Format |
|
---|---|---|---|
mad_harrison_ecozon@_2022.pdf | 1.304Mb |
![]() |
Files | Size | Format |
|
---|---|---|---|
mad_harrison_ecozon@_2022.pdf | 1.304Mb |
![]() |